𝐒𝐎𝐘 𝐉𝐔𝐀𝐍 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐕Á𝐙𝐐𝐔𝐄𝐙 𝐁𝐎𝐍𝐈𝐋𝐋𝐀
Juan Carlos Vázquez Bonilla
𝙈𝙞 𝙥𝙖𝙙𝙧𝙚, 𝙀𝙧𝙖𝙨𝙢𝙤 𝙑á𝙯𝙦𝙪𝙚𝙯 𝙂𝙤𝙣𝙯á𝙡𝙚𝙯, 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙙𝙚 é𝙭𝙞𝙩𝙤
𝗔𝗺𝗶𝗴𝗮𝘀 𝘆 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗿𝗲𝗱𝗲𝘀 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀, hoy les comparto el gran orgullo que representa ser hijo de Erasmo Vázquez González, El Chivo, un hombre con mucho honor y los mejores valores del ser humano.
Desde muy joven, sin recursos económicos, migró al Estado de México para cursar la carrera de ingeniero agrónomo, donde gracias a su alto desempeño académico, la universidad le dio una beca completa que cubría alimentación, hospedaje y medicinas.
En esa universidad (donde mi abuelo, el ingeniero Reyes Bonilla Beas era director), obtuvo los conocimientos necesarios para hacer realidad un sueño en el cual nadie creía en ese entonces, incluso pensaban que estaba loco, montar las huertas de limón más grandes en Tabasco, Veracruz y Oaxaca, que desde hace muchos años generan cientos de empleos y millones de pesos en riqueza para esos tres estados de la República.
En esas huertas aprendí la importancia del trabajo, el amor por la tierra, lo trascendente que es en la vida darle a cada cosa su tiempo para que todo produzca, sin forzar nada, trabajando muy duro desde que se despierta uno hasta el anochecer.
Fueron tan grandes e importantes los proyectos agrícolas que mi papá construyó en Tabasco a principios de los ochentas, que durante el gobierno de Vicente Fox Quesada, en las huertas de Huimanguillo, se contó con la visita del secretario de Economía de esos tiempos, del gabinete del mismo Presidente, el doctor en Economía, Luis Ernesto Derbez, quien llegó acompañado del gobernador de ese entonces, Manuel Andrade Díaz, y una comitiva más de altos funcionarios, que llegaron a conocer los logros de un hombre nacido en el pueblito de La Llorona, San Juan Evangelista.
Ellos se dieron cita en el rancho de papá por el lanzamiento de una planta procesadora de limón, que entre otras cosas también procesaba aceite, los servidores públicos se fueron asombrados de la extensión de las huertas, así como del gran impacto del proyecto de mi papá, que sin duda pintaba para ser un gran éxito.
En esos años, cuenta papá, pudo concretar su proyecto gracias a que la tierra en Tabasco era muy barata y había muchas facilidades para adquirirla, solo hacía falta trabajo y muchas ganas para hacerla producir riqueza.
Lamentablemente, la ambición de la delincuencia se presentó y mi padre enfrentó una despiadada cacería a manos de un grupo delictivo que deseaban quedarse con el patrimonio de la familia, no sin antes asesinar a mi papá, lo cual gracias a su tenacidad e inteligencia, nunca pudieron lograr.
Aunque mi papá estuvo perseguido durante mucho tiempo, no fue impedimento para que se levantara de nuevo y en Veracruz remontara sus proyectos sembrando más huertas de limón, que hoy en día lo ubican como uno de los productores más importantes del país, produciendo un limón de alta calidad.
Sin duda, mi papá me enseñó que en la vida, aunque te de golpes y te tire mil veces, debes hacer todo a tu alcance para seguir levantándote hasta lograr el éxito, y una de sus frases favoritas, “nunca dejes para mañana lo que puede hacer hoy”.
En los siguientes días, les estaré contando un poco más de mi papá, su lucha, y la gran historia que escribió en el sur de Veracruz.
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