Mari Alcalá/Cosoleacaque, Ver
Griselda es madre soltera que trabaja de albañil, un oficio que le permite llevar alimento a su casa para sus dos hijos, con lo que ha aprendido ha construido dos cuartos dignos para sus pequeños. Ella es de Cosoleacaque y esta es su historia.
Hace unos meses Griselda se encontraba sola, sin casa, sin trabajo, no había alimento en casa, los niños iban a ingresar a la escuela, pero si no había para comida menos para cuadernos.
Una mañana al levantarse salió a caminar a la calle, ahí vio a un grupo de albañiles que realizaban una obra, con pena pero con mucha necesidad se acercó a pedir trabajo.
Griselda les dijo que ella podía aprender rápido que ocupaba trabajar para poder llevar unas monedas para sus dos pequeños que están por ingresar a la escuela.
Fue contratada de albañil, y con la ganas de aprender, revolvía la grava con el cemento, así se le puede ver con la pala, o acarreando la mezcla en la carretilla.
Pronto Griselda aprendió a armar fierros, y se enroló con sus compañeros que tienen hacia ella su admiración.
Griselda recuerda que hace unos meses su casa de barro se vino abajo, y ahora con lo que ha aprendido en el oficio de albañil ha construido con sus manos dos cuartos en la que sus hijos pueden estar seguros.
Bajo los rayos del sol Griselda trabaja, sale desde muy temprano de la casa al trabajo, se pone su ropa para la chamba, y al regresar a casa se acuesta junto a sus hijos, habla con ellos, y sonríen porque hay comida en casa.
Pero sin duda la mejor parte es cuando sus hijos le dicen “mamá estamos orgullosos de ti”, ella los abraza y los besa porque la motivación son ellos. Griselda es una mujer que ha demostrado que ser albañil no es un trabajo solo para hombres.
El trabajo de albañil le cambió la vida a Griselda, este oficio le permite llevar alimento, educación y tener una vivienda para sus hijos.