++ Murió don José Manuel Ruiz Fonseca, todo un multifacético personaje de Playa Vicente, querido y muy amado ganadero… y pintor
Por: Ignacio Carvajal
Playa Vicente
En el rancho Huaxpala, debajo de un galerón desvencijado, custodiado por las sombras de inmensos árboles, hay tres viejos tractores marca Ford que, comparados con los de hoy en día, parecen de juguete, sin embargo, hace 40 años, cuando comenzaba a tecnificarse el campo y los labriegos dejaban de usar yuntas de bueyes, estas máquinas representaban modernidad y progreso.
Por el grado de cuidado y el estado en que se encuentran, los tres deberían ser piezas del museo de Henry Ford; sin embargo, siguen prestando servicio en el rancho Huaxpala, donde a pesar del paso de los años, arrancan al “llavazo”.
Y esto es gracias al cuidado y mantenimiento que les daba el encargado de Huaxpala, José Manuel Ruiz Fonseca, quien falleció el martes pasado a sus 87 años de edad.
“Hijos, yo creo que ya me voy a morir, estoy muy cansado, si eso pasa, les pido que cuiden el rancho, que no lo dejen caer, apoyen a la dueña, se los encargo mucho”, fueron las últimas palabras de don José Manuel Ruiz Fonseca la noche del lunes al decir a sus seres amados que su hora estaba cerca.
“Ya presentía, yo creo, andaba muy cansado y eso nos alcanzó a decir”, cuenta a este reportero uno de sus hijos quien a pesar de la pérdida tan grande para la familia, en su rostro se nota el orgullo, la alegría y la satisfacción de haber visto a su padre luchar hasta el final y no abandonar sus responsabilidades.
Toda la sociedad de Playa Vicente y alrededores se han conmovido ante la noticia de la partida de José Manuel Ruiz Fonseca, o don Pepe, como era conocido en Playa. Fue un ser humano que tocó a todas las generaciones.
Contador, beisbolista, pintor, limpiador de zapatos, mandadero, jefe de la oficina de Hacienda en Playa, rotulista, parte de la directiva de la Ganadera de Playa y hasta pintor… don Pepe hizo de todo en la vida y vivió plenamente feliz hasta que una enfermedad le cortó la vida.
Pero sin duda, si por algo lo conocieron en Playa Vicente fue por sus 50 años al servicio de la ganadería del rancho Huaxpala y de la hacienda del mismo nombre, donde trabajó medio siglo como encargado y responsable de todo lo que ocurría ahí.
Desde hace muchos años, gracias al trabajo de don Pepe Ruiz, Rancho Huaxpala es una referencia en el sur de Veracruz en materia de ganado de registro de la raza Brahman. Desde los corrales de Huaxpala, bajo la tutela de don Pepe Ruiz, salieron numerosos sementales criados y diseñados para la mejora de la genética de los hatos ganaderos del país.
Son muchos los premios y campeonatos obtenidos por la ganadería Huaxpala a nivel nacional por la calidad de sus animales, lo que poco se sabe es que detrás de ese éxito hubo un hombre, don José Manuel Ruiz Fonseca que trabajó diariamente sin descanso durante 50 años para volver ese rancho en un paraíso.
La hacienda y rancho Huaxpala se ubica a menos de 10 minutos de Playa Vicente, en los límites con el estado de Oaxaca. Es irrigado por las caudalosas aguas del río Tesechoacán, además, la gran parte de la hacienda está cubierta por la amplia sombra de numerosos árboles de saman, unos espléndidos ejemplares que suman docenas de años creciendo, algunos superan posiblemente los 30 metros de altura, y con troncos inmensos que harían falta al menos cinco hombres para abrazar al más delgado.
Los paisajes que forman los árboles de saman, con las praderas extensas que cultivó y cuidó por años don Pepe Ruiz sin duda hacen de la hacienda Huaxpala un escenario digno de aparecer en alguna película de ciencia ficción.
No por nada estas arboledas son las preferidas de fotógrafos de la zona para sus sesiones en la naturaleza, un contraste perfecto entre el verde de las copas, el color del pasto y el suelo libre de maleza.
Y era bajo las sombras de estos inmensos árboles milenarios donde don Pepe Ruiz encontraba toda su sabiduría pues en Playa Vicente era ampliamente reconocido por sus consejos y que siempre estaba hablándole a la juventud para orientarlos, que se mantuvieran lejos del vicio, del alcohol y del sexo fuera de la vida en pareja.
Nacido en José Azueta, muy joven llegó a Playa Vicente para trabajar en el campo y en lo que se ofreciera, tenía que mandar dinero a su casa y apoyar al gasto de la familia.
Con el pasar del tiempo, encontró trabajo en la oficina de Hacienda del Estado y en Huaxpala. En la oficina de Hacienda comenzó desde abajo, incluso llegó a ser mandadero, pasando por todos los oficios dentro de esa dependencia hasta llegar a ser jefe.
Con el pasar del tiempo, se hizo querido por sus jefes en Xalapa, y a pesar de los cambios de gobierno, él seguía de encargado por una sola razón, a pesar de las múltiples auditorías, nunca le faltó un peso en sus arqueos.
“Era un hombre honrado y honesto que a pesar de que estuvo donde hubo dinero, y mucho, nunca se robó nada, todo lo que hicimos como pareja, fue con su trabajo”, contó su viuda, doña Elsa Mora Garrido.
“Nunca nos fuimos de viaje ni tuvimos grandes lujos, una vez fuimos a Guatemala a una boda, y no más, él nunca soltaba su trabajo en Huaxpala.
Cuenta su familia que el dueño del rancho Huaxpala se llamó Federico Fermín Serrano Palazuelos, quien murió hace más de 20 años, y su viuda, Helen Niven Cowen, no sabía qué hacer con la propiedad; y don Pepe Ruiz le dijo que seguirían adelante con la ganadería y la venta de genética. Como si no faltara el dueño.
Y así fue, desde entonces don Pepe Ruiz se encargó al 100% del rancho tal como si fuera el dueño, había unos que incluso pensaban que lo era.
Sin embargo, cada peso que generaba el rancho estaba contabilizado y registrado en los libros que llevaba don Pepe con mucha exactitud y transparencia, por eso, desde la muerte de su esposo, la aun dueña de Huaxpala nunca puso un pie en la hacienda, pues el encargado jamás fallaba con la contabilidad, no se le perdían animales, no había robo de maquinaria, ni mucho menos malos manejos o faltantes. Todo derecho.
“La señora, al ver que mi abuelo llevaba todo el rancho al 100% y con honestidad prácticamente le dejó eso a mi abuelo para que él se ocupara como administrador, a ella solo le mandaba las cuentas por la venta de los sementales y las facturas que mi mismo abuelo hacía en una máquina de escribir.
“Mi abuelo lleva todo lo que ha comprado desde hace tiempo bien registrado en sus libros, nada se le pierde, todo lo anotaba, incluso, tiene anotados cada nacimiento de animales, a quien se le vendieron, sus papás, sus mamás, sus abuelos de cada semental que se ha vendido, sabía todo”, relata su nieta, Silvia Ruiz Arroniz, quien ubica a don Pepe Ruiz como un perfeccionista.
Y su grado de perfección se respira en cada rincón de Huaxpala, en el más mínimo sonido de las hojas de los samanes meneadas por la brisa del río Tesechoacán. Sin duda, bajo estos árboles don Pepe se perdía en sus pensamientos, como Dios en su séptimo día de la Creación, contemplando su obra y viendo que todo era muy bueno.
Caballos, toros, paisajes, tigres, árboles de saman, retratos diversos formaban parte de su galería muy personal. Cuando le quería demostrar cariño y aprecio a alguien, buscan la foto de esa persona y la pintaba. En muchas oficinas públicas y hogares de Playa Vicente se miran pinturas de don Pepe Ruiz pender de las paredes, quien firmaba como “Ruiz” y el año en que se pintó la obra.
“Durante muchos años don Pepe formó parte de la directiva de la Ganadera de Playa Vicente, siempre se contó con su apoyo para muchos eventos, y cada feria ganadera, además de exponer sus animales de Huaxpala, prestaba la hacienda para que la reinas se tomaran las fotos oficiales, además, las retrataba”, contó Eva Leal, Oficial Mayor de la Ganadera de Playa Vicente.
¿Dónde aprendió a pintar don Pepe Ruiz?, nadie sabe, muchos de quienes lo conocieron recuerdan que cuando llegó a Playa, también se ganaba la vida pintando rótulos y anuncios para carnicerías, mercerías, boticas, tiendas, etc., traía el don natural del trazo equilibrado y realista.
Pero, además, don Pepe pasaba largas horas viendo su programa favorito, “The Joy of Painting” (El placer de pintar), del pintor Bob Ross, ese de los “alegres paisajes” y una gran melena esponjada. El ganadero también contrató cursos de pintura por correspondencia y se la pasaba comprando pinceles, acuarelas, oleos y todo lo indispensable para practicar su arte sin que nadie lo guiara.
Quien sea que conozca los paisajes y la paz en Huaxpala donde don Pepe Ruiz pasaba todo el tiempo, sin duda se comprenderá que ahí estaba toda la inspiración necesaria para alimentar toda la creatividad que se cargaba distinguía a ese gran personaje de Playa Vicente que vivió, disfrutó y se consagró en su paraíso.

