Cosoleacaque, Ver
Mari Alcalá
Alcalá Noticias
Le dicen “Chavita”, se le ve pasar con sus huaraches en las calles de Coacotla, su jarana en sus brazos y silbando o cantando un son, sueña con llevar la cultura del son a otros países.
Pero de mientras ya es famoso en los fandangos de su congregación, el pequeño ha aprendido a zapatear observando videos en YouTube, y uno que otro paso que le enseña su mamá o su tía.
Salvador Rodriguez González, de 11 años, sueña con ser un músico profesional y de esta manera llevar la cultura a otros países, dice.
Desde hace dos años se prepara para ser un músico profesional, reconoce que todo ha sido gracias a su madre y a su tío Pedro Antonio, también menciona a “pifas”, quienes le han llevado a este mundo de tradiciones.
“Mi tío pifas toca el requinto, él me enseñó a tocar, Primero aprendí con la guacamaya”, sus tíos pertenecen a “Jarochos Barrios” una agrupación de jaraneros de su congregación.
El pequeño músico, ha crecido escuchando los sones, su madre Jenny Laura Rodriguez, nos narra que desde que estaba embarazada ya le cantaba, ya que ellos pertenecen a una familia sonidera.
“Desde chiquito le empezamos a inculcar eso para que sigamos con la tradición, y me da mucha alegría verlo”, expresa Jenny Laura, madre de chavita.
Así ha crecido “Chavita”, entre las jaranas y el flolklore, a sus 11 años ya es parte de una comunidad de jaraneros, Tonati Tatoni del maestro Gabriel Hernández Rodríguez.
“Chavita” nos cuenta que disfruta ir a los fandangos, pero lo que más le llena de alegría es poder cantarle a su primo de sólo meses de nacido.
Cuando sale le la escuela llega y le canta a José Paul, su primo, o cuando juega con él o cuando el bebé no puede dormir.
“A mi me gusta esto, yo le canto a mi primito José Paul, él está bebito y le gusta el siquisiri”, afirma Salvador, que agarra la jarana y comienza a cantar:
Cantando el Siquiri estaba
cuando me quedé dormido,
mi mamá me despertaba
yo me hacía el desentendido
para ver si me dejaba
otro ratito contigo…
En la congregación de Coacotla Chavita es uno de los muchos niños que aprenden flolklore o son jaraneros, crecen como parte de sus raíces, los abuelos han enseñado a los adultos y estos trasmiten los conocimientos a las nuevas generaciones.
Cuando asistan a un fandango en Cosoleacaque será fácil de reconocer a Chavita, con su jarana y su canto entonado y su zapateado a más de uno deja admirado,
“Es muy bonito el son”, finaliza Salvador quien invita a todos a amar el son Jaracho.