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Mari Carmen Rosas/Zaragoza
Entre gritos y risas el palo ensebado es una de las tradiciones más emocionantes en las fiestas patronales a San Isidro Labrador en Zaragoza al sur de Veracruz.
El palo ensebado se coloca de manera vertical en el campo o en alguna plaza pública, y las familias se reúnen a ver el espectáculo.
Este palo es untado de grasa y puede medir de 5 a 10 metros de altura, arriba se colocan premios que aporta el mayordomo como sobres con dinero, cervezas o vales de despensas.
Los concursantes deben de gozar de agilidad, fuerza e inteligencia para poder formar una pirámide humana y llegar hasta los premios.
En este año, en Zaragoza, solo hubieron tres grupos, los jóvenes de la iglesia San Isidro Labrador, los cargadores de la central de abastos y los Jornaleros.
Los participantes quedan llenos de tierra y grasa, y esto, divierte a las familias que se reúnen y pasan un momento agradable al ver cómo intentan llegar a la cima del palo y resbalan.
Otra manera de poder llegar a la cima, como última opción es por medio de las cuerdas, aunque esté recurso se usa cuando han pasado varias horas y el palo ensebado los ha vencido, y se encuentran ya cansados.
Al final los premios se reparten entre los participantes del equipo ganador, y el objetivo de diversión y de conservar esta tradición en las fiestas patronales para las futuras generaciones.
