Hace unos momentos acaba de ser asesinado en Los Tigres el empresario y productor piñero Ángel Abendaño Gerardo, mejor conocido como Kelo.
Un gran amigo, un ser humano con una bondad sin límites, bohemio, sabedor de la vida y que siempre se quitaba el taco de la boca para darle al que necesitaba.
Un hombre que se la pasaba trabajando de sol a sol todos los días de la semana, que trabajaba incluso en otros estados cuando la piña no estaba bien en el sur de Veracruz.
Don Kelo fue atacado cobardemente cuando se encontraba en la báscula de piña en Los Tigres, en compañía de su compadre, Toño Murillo, (quien quedó herido, y momentos después perdió la vida en la ambulancia) como todos los días, hablando de trabajo y sus proyectos.
Kelo fue un hombre generoso, un padre amoroso y un esposo extraordinario. Cuando ibas a su casa, te invitaba de comer y de beber generosamente.
Últimamente estaba muy feliz porque le estaba ganando la batalla a la obesidad, se encontraba más motivado que nunca y concentrado en hacer su mejor esfuerzo para durar mucho tiempo más.
Antes de ser asesinado, se encontraba preparando unas carnitas para compartirlas con sus amigos, como todos los fines de semana, que dedicaba buena parte de su descanso, a agasajar a las personas con quienes entregaba su amistad, de forma generosa, con los más ricos platillos de Los Tigres, tamales, chancletas, caldos de acamaya, barbacoa, los famosos lonches de Los Tigres, sus amados tacos de canasta y los chiles rellenos de chipotle que tanto orgullo le daban de su pueblo.
Duele su partida, es un duro golpe al corazón, una pérdida que muchas personas en la zona piñera estamos sufriendo amargamente, pues se trataba de un buen ser humano que no le hacía nada a nadie, y toda la comunidad productora y comerciantes de piña se encuentran sumamente indignados por este doble crimen.
Su vida era trabajar, sus amigos, pescar, la cacería y el cuidar de los suyos.
Un abrazo hasta el cielo, amigo.
Mi solidaridad con su familia y amigos.
Texto de Ignacio Nacho Carvajal