Mary Carmen Rosas
Jáltipan, Ver.
Por la mañana salieron de la colonia Agraria a trabajar por su propio pie, para la noche, Aarón Castellanos Ixba, y su tío, Imer Castellanos Cruz, regresaron en sendas cajas de muerto.
Por mil pesos, se ofrecieron a limpiar un pozo artesiano el rancho Santa Elena, ubicado en el kilómetro 45 de al carretera federal. Tenían un objetivo, lograr el jornal para llevar el sustento a casa, donde mujeres y niños chiquitos hambrientos les esperaban.
Ahora, vecinos y familiares de la calle Galeana, donde vivían, no paran de dar vueltas para pedir apoyo a demás personas para el pago de los servicios funerarios.
Algunos hacen tamales para los deudos, otros traen pan y flores, todos se preparan para la tragedia que dejó la pobreza, el hambre y la desesperación por la falta de recursos.
Las dos víctimas de esta historia, forman parte de la estadística reportada este mes por el INEGI sobre la desocupación y el empleo mal pagado, que indica que los veracruzanos que trabajan más de 12 horas con salarios precarios y riesgosos, pasaron de 908 mil a un millón 42 mil personas, esto de Enero a marzo del 2019.
Aaron Castellano Cruz, padre de Aarón y hermano de Imer, relató a la policía que estaban necesitados de dinero para los alimentos en la casa, por lo cual llegaron a pedir trabajo al rancho citado.
Aarón Castellanos Ixba, de 20 años, fue el primero en descender los 14 metros de profundidad del pozo y murió al quedar sin oxígeno; su tío, Imer Castellanos Cruz, de 30, bajó para ayudarlo y le pasó lo mismo.
María Magdalena Villegas Julián y Alejandra Vergara Ramírez, las dos viudas, ahora se afligen al pensar en qué harán para sacar adelante a los tres huérfanos qué dejó la tragedia.
El trabajo de los dos hombres era fundamental para mantener la humilde casa en la calle donde viven. Los vecinos cuentan que eran chicos entusiastas, comprometidos con su familia, y respetuosos, que lo mismo la hacían de albañiles, construyendo o limpiado pozos.
En el caso de Imer, acaba de regresar de Monterrey, tenía planeado edificar una casa más grande para su familia, era el sustento de su esposa, hijos y madre.
Anhelaba comprar un terreno para construir, y ahí edificar su casita para volverse viejo con un patrimonio.
Aaron se acaba de convertir en padre, su pequeña su motivo para vivir y salir adelante. No contaban con casa, vivía bajo el techo de sus padres en una pequeña pieza, ahorraba para construir un cuarto extra, ahora eso será para pagar su tumba.
Trinidad, la abuela de los huérfanos, se pregunta desde su humilde casa cómo le irán hacer ahora para salir adelante con los pequeños y pagar los gastos de los funerales.